
........ Dejaré mis huellas en la arena.
(Ben Johnson.)
(Y esto también lo necesito, pero puede esperar).
Casi puedo asegurar que este fue mi primer libro de lectura, he ido pasando páginas y mi sobrina alucinaba de como todavía me podía acordar de lo que iba pasando hoja por hoja, pasé muchas tardes con Borja (cuya madre olía a manzana) y su osito Pancete, que jugaban a los piratas y su tesoro eran los lápices de colores y las bolas de cristal, cuando lo encontraban siempre lo celebraban cantando una canción:
Por el mar de las Antillas
anda un barco de papel.
Anda y anda el barco, barco,
sin timonel.
Pasan islas, islas, islas,
muchas islas, siempre más,
anda y anda el barco, barco,
sin descansar.
Sin duda ha habido otros libros que marcaron mi infancia, como "Fray Perico y su Borrico", uno que no recuerdo como se llamaba pero era de dibujar números y que de vez en cuando me propongo rebuscar por algún viejo cajón para encontrarlo y "La Biblia", me la regaló mi padre porque la necesitaba en el colegio, fuimos a comprarla juntos y yo elegí la que más me gustó. Algunas noches la leía, pero otras muchas, cuando oía a mi padre llegar, la cogía y hacía que estaba leyendo, me daba el beso de buenas noches y se iba tan orgulloso. Ahora la que va a su cuarto a darle el beso soy yo y me voy tan orgullosa como se iba él, aunque cada vez me cuesta más mantener la sonrisa al alejarme.
Cada vez empiezan su trágico viaje desde más abajo. Primero fue Marruecos, luego Mauritania, ahora Senegal. Cuanto más lejos botan las pateras y cayucos, más posibilidades de morir. Mientras tanto, nosotros levantamos vallas, ponemos patrulleras, reclamamos la presencia de la Armada, pedimos a la Unión Europea que haga algo. Pero todos los esfuerzos represivos y defensivos parecen inútiles: es como intentar contener el agua del mar entre las manos. Europa es un castillo fatalmente sitiado, una pequeña isla en mitad de un océano de desesperanza. ¿Alguien cree de verdad que podemos defendernos de su necesidad? Son muchos, cada día son más y están dispuestos a intentarlo una y otra vez hasta perder la vida. Que es lo único que tienen. O casi lo único.
África es un continente trágico y en muchos sentidos agonizante. La sequía que actualmente padece ha agravado una situación ya de por sí límite y ocho millones de personas corren un riesgo crítico de morir de hambre. Sin duda los inmigrantes vienen espoleados por la miseria y la hambruna, pero no es sólo eso lo que les moviliza. Porque estos sórdidos viajes hacia las costas españolas suelen costar bastante dinero: al parecer, y dependiendo del barco y de la ruta, cada individuo paga entre 600 y 3.500 euros al traficante. Son sumas respetables, sobre todo en el contexto africano. En los pueblos de origen de donde provienen los inmigrantes tal vez hubieran podido invertir ese dinero en otra cosa. En el comienzo de un pequeño negocio, por ejemplo. No, no es sólo el hambre, ni la necesidad más elemental, lo que hace que estos desheredados de la Tierra se lancen a una aventura tan peligrosa. Yo creo que lo que de verdad les mueve es el ideal, el sueño rutilante del paraíso europeo, el brillo cegador de nuestra confortable sociedad de ricos, tal y como la adivinan en la televisión y en las películas.
Son esas quimeras, esa visión de un mundo sin duda mejor que el suyo, pero al que además la distancia dota de un carácter edénico, lo que envenena a los inmigrantes africanos.
Cada existencia tiene sus vaivenes, que es como decir sus pormenores. El tiempo es como el viento, empuja y genera cambios. De pronto nos sentimos prisioneros de una circunstancia que no buscamos sino que nos buscó. Y para liberarnos de esa gayola es imprescindible pensar y sentir hacia adentro, con una suerte de taladro llamado meditación. De pormenor en pormenor vamos descubriendo el exterior y la intimidad, digamos el milímetro de universo que nos tocó en suerte. Y sólo entonces, cuando encontramos al muchacho o al vejestorio que lleva nuestro nombre, sólo entonces los pormenores suelen convertirse en pormayores.
(Mario Benedetti, Vivir adrede).
Si hay algo que me caracteriza es la cantidad de vueltas que puedo darle a las cosas, yo creo que en cierto modo es porque tengo mucho tiempo para pensar, una mente un poco compleja, quizás algo de inseguridad y mucho que aprender y descubrir.
Estoy últimamente "rarita", realmente nadie lo nota, pero la procesión va por dentro. Me encuentro bien, pero me siento en un estado de tensión e inconformismo.
Creo que es debido a qué últimamente estoy perdiendo la ilusión por algunas cosas! Y eso me parece desolador, porque lejos de pensar que el amor es el motor del mundo, yo creo que lo que mueve el mundo son la ilusión y los ideales, y yo estoy flojeando un poco en cuando a ilusión!!
Llevo tiempo pensando que necesito un cambio, no sé si parcial o radical, pero un cambio!! ¿De trabajo, (con los tiempos que corren)? ¿De ciudad, de país? Este es el momento!
"Soy tan bipolar que en un deshielo me congelo el corazón y me arde el cielo de la boca... Hace ya un tiempo que voy pintando canas al aire y en el corazón...nunca me gestiono a largo plazo la ilusión..."
(Alberto Alcalá, Huelga de sinónimos.)
Me hiciste una pregunta, te di la respuesta, estaba en la tarjeta!
ZIA: Un nudo en ti.